El impacto de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro
- Anakaren Nava
- 18 ago 2016
- 2 Min. de lectura

En el 2009, cuando se anunció que Río de Janeiro sería la sede de los Juegos Olímpicos del 2016, Brasil se encontraba en un momento de gran expansión económica siendo la sexta economía del mundo. Era la gran economía emergente que sería responsable de los dos más grandes eventos deportivos internacionales, el mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos. En ese momento nadie imaginó que en el 2016 les costaría tanto llevar a cabo los juegos.
Después de una gran inversión para el mundial del 2014 que se realizó en 12 ciudades del país, Brasil tuvo que realizar una nueva y mayor inversión para Río 2016. De una inversión total aproximada de 12 000 millones de dólares, el 57% fue realizado por el sector privado. Este dinero ha sido distribuido entre varios proyectos, algunos de estos son: la construcción de hoteles y estadios, las mejoras a los aeropuertos, reubicación de algunas favelas, la construcción de la villa olímpica y transporte público.
Durante todo el año, los Juegos Olímpicos han sido un tema de discusión debido a los grandes desafíos que enfrenta Brasil. Y al ver aquella cifra podemos entender por qué la mayor parte de los ciudadanos no estaba de acuerdo con que su país fuera la sede del evento, pues creen que ese dinero pudo haberse utilizado para mejorar las condiciones de seguridad y de salud. Además, gran parte de su población ni siquiera podrá asistir a los eventos, debido a que el precio de las entradas en general puede llegar hasta los 522 dólares.
El gobierno brasileño espera entre 350,000 y 500,000 turistas en época de Juegos Olímpicos, que ayudarán a la situación económica a corto plazo. Los Juegos comenzaron a pesar de que no todo estaba listo, algunas instalaciones quedaron incompletas y han tenido otros problemas relacionados con la contaminación del agua y la falta de asistencia a los eventos.
La situación del país no es nada fácil ya que se enfrenta a una gran crisis económica y política. Esto se ve reflejado en el desempleo, el cual creció del 7.6% al 11.3% en lo que va del año; la inflación, que alcanzó el 4.4%; y la inseguridad que ha aumentado indudablemente. El año pasado la economía brasileña se contrajo un 3.8% y se espera que este año crezca un 3.5%, lo que no será suficiente para salir de la recesión. Claro que la inversión realizada en infraestructura impulsa al país, pero no debemos olvidar que el mantenimiento de ésta también tiene un costo que puede ser de cientos de millones de dólares anuales.
Dada la situación, resulta difícil creer que los Juegos Olímpicos van a ser redituables para Brasil. Como hemos visto en otras ocasiones, generalmente los ingresos netos de los países anfitriones han sido negativos. Esto sucedió en Londres 2012, Beijing 2008 y Atenas 2004.
Por ello podemos concluir que, aunque los Juegos Olímpicos no resulten en beneficios económicos, la importancia de realizar este gran evento va más allá, ante los momentos de crisis transmiten un mensaje de unión y espíritu deportivo a todo el mundo, pues ¿quién no quiere ver a grandes atletas como Michael Phelps o Usain Bolt?
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