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Exportaciones a la baja, riesgo a la alza

  • Adrian Mariño
  • 5 may 2016
  • 3 Min. de lectura

Como se pudo ver en los periódicos a lo largo del mes de abril, gran parte de las empresas más importantes de México publicaron su reporte y análisis del primer trimestre del 2016. PEMEX también llevó a cabo el suyo, pero desafortunadamente seguimos con las malas noticias. Las exportaciones de crudo de Petróleos Mexicanos tuvieron una caída de 48% respecto al mismo trimestre del año anterior, ubicándose en 2,679 mdd y 1.063 millones de bpd, la caída más baja en 14 años. Desde que se anunciaron recortes en el 2015, el brazo de producción y exploración (PEP) ha absorbido la mayor parte de la tijera. El promedio del nivel de extracción ha disminuido respecto al año anterior, por lo que golpea aún más la exportación del crudo mexicano.

El problema se agrava cuando las finanzas públicas mexicanas dependen en gran parte del desempeño de la petrolera. La calificadora Moody’s recortó la nota crediticia de PEMEX en marzo por la difícil situación financiera que atraviesa, por lo que repercutirá en el costo de su financiamiento, ya que es considerada una empresa más riesgosa que antes para pagar sus obligaciones. Bajo el mismo discurso, la calificadora cambió la perspectiva de la nota soberana de México a negativa debido a su débil crecimiento y la presión en sus finanzas públicas. ¿En que repercute, para las finanzas, estos cambios y reportes? Entre muchas cosas, en el riesgo país.

El riesgo país es aquella prima que demandan los inversionistas por comprar deuda en un país emergente o con riesgos latentes, tanto políticos, económicos y sociales, frente a deuda de otro país considerado más seguro (e.g. Estados Unidos). El riesgo país es calculado restando lo que paga el país en análisis y lo que paga la deuda de un país seguro, en el caso de México sería la TIR del Bono Mexicano a 10 años menos la TIR del Bono del Tesoro a 10 años. Por lo tanto, si el riesgo país se eleva, los inversionistas demandarán una mayor TIR a su inversión. Si consideramos un Bono Mexicano destinado a venderse a la par, significaría que el gobierno mexicano tendría que emitir bonos pagando una tasa más alta, elevando su costo de financiamiento. Si la tasa de los bonos mexicanos no se iguala, los inversionistas moverán su capital a otro instrumento de renta fija más seguro, como lo es el Bono del Tesoro. De aquí nacen las famosas fugas de capitales que se dan cuando la volatilidad de los mercados se eleva, presionando aún más el tipo de cambio.

En el caso de México, dado que los conflictos sociales y políticos son minoritarios, el tema económico es quien absorbe gran parte del riesgo país, y este se ve importantemente determinado por el tipo de cambio. No es sorpresa que el riesgo país de México tocó en febrero un máximo no visto desde la última crisis financiera (311 puntos base) donde el dólar llegaba a su máximo histórico de 19.40 pesos. Por un lado, el precio del petróleo es responsable por el comportamiento del tipo de cambio, y como la recién junta petrolera de Doha dejó mucho que desear, se espera volatilidad en esa parte todavía. Por el otro lado, la Fed anticipa cada vez más una subida de tasas en sus bonos, y esto presionará aún más el riesgo país de México.


 
 
 

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