La deuda pública de México
- Pedro Vega
- 9 abr 2016
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En los últimos diez años, México se ha caracterizado por ser, dentro de las economías emergentes, uno de los países que gozan mayor estabilidad macroeconómica. Estos años de relativa firmeza económica en México son resultado del adecuado uso de la política monetaria por parte de Banco de México, así como de un manejo responsable de las finanzas públicas del Gobierno Federal, lo que permitió hacer frente a la enorme volatilidad que generó la crisis financiera de 2008.
No obstante, el gobierno mexicano enfrenta desde el 2012 un gran reto: el crecimiento de su deuda. La deuda pública registró un incremento de un 52.45% de diciembre de 2012 a diciembre de 2015 como consecuencia de la devaluación del peso frente al dólar de los Estados Unidos y por la continua caída en el precio del petróleo que se observa desde hace diecinueve meses. Actualmente, como proporción del Producto Interno Bruto, la deuda pública de nuestro país se encuentra alrededor del 43.2%. Considerando que alrededor del 18% de los ingresos de la federación provienen de la venta de petróleo, este fenómeno cobra gran importancia, ya que representa una baja significativa en los ingresos de la hacienda pública. Para hacer notar la magnitud de la caída en el precio internacional de esta materia prima, cabe mencionar que entre 2010 y 2014, México vendió en promedio el barril de petróleo en 92 dólares y, actualmente, el precio internacional del barril de petróleo se encuentra en 24 dólares.
Ante esta situación, el Gobierno Federal ha emitido diversos instrumentos de deuda en los últimos meses, entre ellos el bono del pasado 13 de enero por un monto de 2,250 millones de dólares con vencimiento a 10 años. Dado lo anterior, los encabezados de distintos periódicos del país han hecho bien al sembrar preocupación respecto al tema. Sin embargo, ¡que no cunda el pánico! El gobierno está tomando las medidas necesarias para manejar de manera responsable las finanzas públicas, prueba de ello es el recorte del gasto que anunció la Subsecretaría de Egresos por un monto de 132 mil millones de pesos, recorte que se concentrará principalmente en PEMEX.
Cabe señalar que es importante identificar la composición de la deuda. Actualmente, el 83% de la deuda del sector público está emitida a largo plazo y el 79% está denominada en pesos, lo que limita la exposición del Gobierno Federal al tipo de cambio para evitar un colapso financiero como el de 1994.
Por otro lado, la reforma de noviembre del año pasado a la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria hizo posible que, a partir de 2016, toda utilidad, en términos de la ley, producida por el Banco de México al final de cada año será transferida a la Secretaría de Hacienda con el propósito de reducir la deuda pública. Con la depreciación cambiaria que se vive hoy en los mercados financieros, 2016 puede ser un año de muchos remanentes.
Además, aunque los precios de las materias primas han bajado, el gobierno federal cuenta con una cobertura en el mercado de derivados sobre el precio del petróleo, pactando por un costo de 17 mil 503 mdp cubrir la venta de 212 millones de barriles a 49 dólares por barril, lo que le permitirá a la hacienda pública contar con recursos para este año.
El reto para México se encuentra en que el Banco de México y la Secretaría de Hacienda deben coordinarse en sus agendas, ya que la inminente subida de tasas de intereses para que la apreciación del tipo de cambio no se traduzca en inflación, puede significar un aumento en los costos de financiamiento del sector público y, ante esta situación, tendría que haber recortes adicionales que pudieran representar un deterioro en el bienestar de la sociedad.
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