Tasas de interés negativas; a Brave New World
- Alfonso Garrido Iriso
- 27 feb 2016
- 3 Min. de lectura

Hace unos años, una tasa de interés negativa era un Pókemon raro para los economistas. Hasta hace poco se creía teóricamente imposible tener tasas de interés negativas como herramienta de política monetaria sin tener retiros masivos de efectivo. A primera vista suena coherente que la cota inferior para una tasa de interés nominal fuese cero. Cualquier tasa de interés menor implicaría que estas pagándole a alguien por el privilegio de usar tu dinero. En ese caso lo mejor sería vaciar tu cuenta de banco y solamente guardar tu dinero abajo del colchón. Las tasas de interés que fijan los bancos centrales es la tasa que pagan los bancos comerciales al banco central sobre sus posiciones con el banco central. Al tener tasas de interés negativas , los bancos comerciales transfieren estas tasas de interés negativas a los ahorradores vía cobros por tener dinero en una cuenta que resultan en tasas negativas netas. Actualmente el Banco Central Europeo tiene una tasa de -.3%, el Banco Central Sueco -.5% y el Banco Nacional Suizo -.75% y el Banco de Japón -.1%. Contra lo esperado, no vemos gente formándose afuera de los bancos buscando retirar sus ahorros del sistema bancario. ¿Cómo podemos explicar esto? Parece que la conveniencia de tener dinero en el banco y tener acceso al sistema bancario vale lo suficiente como para pagar intereses negativos sobre sus ahorros. Por el otro lado, otros activos se han vuelto más volátiles lo cual ha aumentado la demanda de bonos soberanos “seguros” empujando hacia abajo el interés que pagan estos instrumentos. El problema es que se desconoce hasta donde se mantenga este fenómeno. Nos encontramos en territorio desconocido y no existe evidencia histórica suficiente que nos pueda guiar sobre lo que pueda pasar. Los mercados financieros globales operan bajo la premisa de tasas de interés positivas. La existencia de tasas menores a cero podría dañar los mecanismos que permiten a sistema bancario asignar recursos a inversiones productivas. Las bancos funcionan como un intermediario que asigna ahorros a usos productivos. Si los bancos dejan de ser un negocio viable y le gente comienza a retirar su dinero del sistema bancario, estaríamos dañando los mecanismos qué dan eficiencia y crean crecimiento en una economía. Las políticas en Japón y Europa son aún muy recientes y las tasas de interés se encuentran todavía cercanas a cero. Pero si estas tasas bajan más o se vuelven el nuevo status quo podríamos llegar a situaciones surreales. Por ejemplo, la gente buscaría pagar por adelantado servicios o bienes para evitar tener efectivo en una cuenta que pierde dinero. Negocios que cobren una tasa menor que el banco central por guardar efectivo en billetes podrían tener sentido. Nos encontramos en un punto donde no podemos saber con seguridad que nos depara el futuro. Existe cierto consenso que la reciente subida de tasas de la FED pudo haber sido un error al buscar una normalización acelerada de la política monetaria. De acuerdo con Paul Krugman, estas tasas de interés reflejan un futuro con una economía global muy débil, un alto riesgo de deflación y posiblemente otra crisis global. Vivimos en tiempos interesantes donde tasas de interés negativas y políticas monetarias divergentes son solo el principio. Citando a un solado alemán: “A pesar de que nuestro intelecto siempre anhela la claridad y la seguridad , nuestra naturaleza a menudo encuentra la incertidumbre fascinante.”
@ponchoponcho10
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